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El Miedo la Verdadera Pandemia

Si usted se para en la estación del metro, a esperar el bus o camina entre la gente, se dará cuenta con facilidad que la cotidianidad está revuelta del cliché más explorado por la psicología, el cine, la poesía y las novelas: ansiedad. A veces decimos la palabra rapidito, como si dijéramos papitas fritas o arroz con huevo, como entre los dientes y con cuánta banalidad “estoy muy ansiosa por el trabajo que tengo que entregar”. Repetimos la expresión de 2 a 6 veces en el día, nos comemos los cueritos de los labios, mordemos las uñas, movemos el pie como tocando batería o en su defecto hacemos pedazo la parte trasera del lapicero.

No todo acerca de la ansiedad es malo, porque esta respuesta automática, nos prepara para actuar frente a una amenaza o un futuro que percibimos como negativo, alerta a nuestro cuerpo y ayuda a adaptarnos, a buscar soluciones. Se vuelve dañina para nuestra salud mental cuando son preocupaciones irracionales o con soluciones evidentes. Wayne W. Dyer decía “La catástrofe que tanto te preocupa, a menudo resulta ser menos horrible en la realidad de lo que fue en tu imaginación”. Pregunta: ¿siempre se imagina lo peor? ¿utiliza frecuentemente en sus frases el “y si…” (¿y si me enfermo? ¿y si me deja? ¿y si me da coronavirus estando encerrado/a en mi casa?). Cuando tiene una reunión importante a las 10am ¿está listo/a desde las 7am?

Cerca de 59.500.000 resultados en Google al buscar “ansiedad” nos indica que es un tema muy explorado y sin embargo, si hay tanta información al respecto ¿por qué seguimos sin dormir y comiendo sin hambre todo el día? es porque nosotros los humanos, con nuestra potente imaginación, nos preocupamos por lo real y también por lo imaginario, por amenazas que podrían no cumplirse nunca, o por cosas pequeñas pero muy corrientes, como una bandeja de entrada sobrecargada de emails o el miedo a olvidarse las llaves cuando salimos corriendo de casa. Esta capacidad para preocuparnos nos desgasta inútilmente en cuerpo y mente.

Es evidente que la situación actual del país y el mundo en general, ha tenido un impacto importante en la salud mental de las personas. Sin quitarle importancia al Coronavirus, es el miedo el virus de mayor propagación, el temor por adquirir una enfermedad desconocida trasciende sin control y además del pánico colectivo, aumenta radicalmente la ansiedad en las personas. Si estas emociones no son gestionadas, reaccionamos de manera irracional; prueba de ello es la escasez de mascarillas clínicas (tapabocas), gel antibacterial e incluso medicamentos como antibióticos que NO son recomendados para combatir el virus.

Adicionalmente, encontramos que a las personas se les dificulta lidiar con sus preocupaciones: no duermen (o duermen demasiado), piensan todo el día en lo mismo (que les va a dar el virus, que no se va a solucionar la situación, que no son capaces de estar todo el día encerrados ¿y si esto es para siempre? ¿y si me echan del trabajo?), tienen gastritis, dolor de espalda, de cuello y/o hombros; están continuamente irritados y algunas veces se les dificulta respirar. Todos esto, apunta a un incremento de la ansiedad, sobretodo porque debemos permanecer en nuestra casa por largos periodos de tiempo. Por suerte, podemos vencer o limitar esta clase de estrés con estas pequeñas y potentes rutinas que podemos practicar a lo largo del día:

  • Evitar la sobre información: ver noticias sobre el tema una vez al día (verificadas, no cadenas de whatsapp) y ocuparnos en otras actividades el resto del tiempo.
  • Afrontamiento positivo: intentar no centrarnos en que “no nos dejan salir” sino en que, gracias a nuestro esfuerzo y sacrificio personal estamos haciendo un bien para nosotros y los demás.
  • Utilizar la tecnología para mantenernos en contacto con nuestros seres queridos.
  • Mantenerse activo: manualidades, actividad física, lectura, entre otras.
  • Planear una rutina diaria.
  • Ayudarnos mutuamente (con las personas que vivimos): no pelear, ¡somos un equipo!
María José Ortega Serna
Psicologa
Colaboradora Unidad de Desarrollo y Formación Empresarial
Tecnológico Cedesistemas