fbpx

Articulando el ser y el hacer en la gestión del cambio

Articulando el ser y el hacer en la gestión del cambio

Carlos en un empleado que lleva más de 10 años de trabajo en una compañía manufacturera.  Desde hace algún tiempo sabe que la empresa está teniendo dificultades para cumplir con el presupuesto de ventas pues la fuerte competencia internacional le está quitando participación en el mercado, lo que ha ocasionado rumores de recortes de personal por primera vez en la historia de la empresa.  La Gerencia de la compañía ha realizado grandes esfuerzos por salir adelante, sin embargo, la motivación de Carlos y de su equipo de trabajo no es la mejor.  Todos sienten miedo y no saben que pasará en el futuro.

La gestión del cambio es un proceso íntimo que nos moviliza a descubrir quienes realmente somos.

Martha, esposa de Carlos, ha notado también algo diferente en su esposo.  Desde hace algunas semanas le está costando quedarse dormido y en las reuniones familiares parece que está ausente.  Él mismo sabe que, aunque quiere disfrutar del tiempo en familia, le está resultando muy difícil sacarse de su cabeza la idea de perder su empleo.

Esta mañana cuando Carlos llegó a la oficina recibió una noticia.   Ha pesar de las dificultades económicas de la empresa, los accionistas han decidido hacer una inversión económica importante para implementar un software que agilizará los procesos y hará más liviana la estructura organizacional.  Su puesto está a salvo pues será el líder del proyecto que implementará el software.  Presiente que se le avecinan decisiones que cambiarán el rumbo de si mismo, de su familia, de su trabajo y de la empresa en la que trabaja.

Desde lo organizacional, – Human Change Management Institute define la gestión del cambio como la “acción de planificar, aplicar, medir y monitorear las acciones de gestión del factor humano en los proyectos de cambio”.

La historia de Carlos refleja el momento actual de las personas en las Organizaciones.  Una mareada de cambios constantes que ponen a prueba la capacidad, los comportamientos y el desempeño de los seres humanos, así como de los resultados estratégicos que las empresas desean lograr.  ¿Cómo hacerse cargo de todos estos cambios sin ahogarse y llegar a tierra firme?

Empecemos diciendo que “lo único constante es el cambio”.  El filósofo Heráclito afirmaba que todo cambia y nada permanece. Fue él quien dijo: “nadie se baña dos veces en el mismo río”, explicando no sólo que el agua del río fluye, sino que las personas también se van transformando a todo momento.

En mi experiencia una de las estrategias para conectar a las personas con los procesos de cambio consiste en re-significar con ellas todos los momentos de la vida donde ellas juzgan que han tenido cambios relevantes:  el ingreso al colegio o la universidad, la muerte de un ser querido, un cambio de trabajo o residencia, la pérdida de un empleo o la llegada del primer hijo.

Estos cambios produjeron en nosotros procesos de transformación y crecimiento personal que dieron sentido a nuestra existencia y nos contagiaron para seguir adelante.  Desde lo personal, la gestión del cambio es un proceso íntimo que nos moviliza a descubrir quienes realmente somos.  Rechazar los cambios es de alguna manera, impedir nuestra trascendencia y aferrarnos al confort de nuestras sombras.

Desde lo organizacional, – Human Change Management Institute define la gestión del cambio como la “acción de planificar, aplicar, medir y monitorear las acciones de gestión del factor humano en los proyectos de cambio, aumentando las posibilidades de que los resultados esperados sean alcanzados y superados, haciéndolos sostenibles”.  Incorporar enfoques, metodologías, herramientas y buenas prácticas de gestión del cambio alineadas con la estrategia y la cultura organizacional, permite transformaciones sostenibles y de gran impacto para las personas y las organizaciones.

Rechazar los cambios es de alguna manera, impedir nuestra trascendencia y aferrarnos al confort de nuestras sombras.

En definitiva, una gestión del cambio articulada y coherente implica una gestión para el ser y para el hacer.   Una gestión del cambio que le permita a Carlos comprender como puede ser un mejor ser humano al servicio de si mismo, de su familia y de su organización, y que al tiempo lo acompañe a diseñar estados emocionales de creatividad e innovación y que le proporcione las rutas de acción para articular el cambio con la cultura y la estrategia organizacional.

Gabriel Jaime Vasquez Mejía
Facilitador Unidad de Desarrollo y Formación Empresarial
Tecnológico Cedesistemas